La organización social de los grandes cazadores del Paleolítico Superior alcanza la consideración de cultura degenerada incapaz de liberarse (según los expertos) de sus trabas hasta que el Neolítico vino ha redimirla.
Se sitúa la difusión del Neolítico alrededor del 6.000 al 3.000 a d.C. de Oriente a Occidente. Sabemos que a partir de este momento cambia la forma de vida del género humano. Los dólmenes corresponden al momento en que otra cultura desplaza los modos de vida Paleolíticos.
Foto Emilio
Pareciendo que el dólmen es menos estimulante para la imaginación, es sin embargo el que de un modo más claro, revela la huella del hombre que durante varios milenios se mantuvo unida por encima de separaciones geográficas, distancias e incluso con grandes problemas de comunicación.
Algo tan evidente como inescrutable, que sólo se puede explicar en un contexto de poderes telepáticos desconocidos.
El simbolismo dolménico coincide con el habitual en las litofanias (templos de piedra): alude a la fertilidad, o trasmisión de la vida pudiendo entenderse como acceso a...
niveles superiores de conciencia.
El dólmen es alegoría de la Gran Madre o el eterno principio de lo femenino. De lo que se llamará más tarde, Isis en Egipto, Maya en Roma, Cibeles en Asia, Parvati en la India y María en la tradición Evangélica. En la tesis de la escuela difusionista, los dólmenes y las galerías cubiertas serán un testimonio tan claro de la expansión de la religión megalítica, como las catedrales pudieran serlo de la cristiana.
Según Plinio el Viejo (23 a 79 d.d.C.), en el Oceanus Gaditanus, moraba en la antigüedad un gigante nocturno que se encaramaba en la cubierta de los barcos haciéndolos escorar con su peso. A veces, añade, se hundían. Y por Tahivilla se descubrieron huesos primitivos cuyas tibias daban una medida de un cuerpo humano de unos 2,85 m. de altura. En la cueva del Elechar II (Casas Rachiles, en Tarifa) hay unas pinturas donde se ve un gigante con los brazos sobre la cabeza y en las manos un barco. Su significado resulta algo confuso a causa de haber sido utilizado el mito comparando a estos gigantes con los ángeles rebeldes de la Biblia en épocas posteriores.
En aquel tiempo habitaban la tierra los gigantes (Génesis, 6, 4). Esta extraña frase figura en el catálogo Bíblico de los pueblos antediluvianos. Pero ocurre que los gigantes del Génesis tienen su paralelo en los Jöten escandinavos y en los Hünen germanos. Estos superhombres aparecen asociados en las leyendas a unas construcciones hechas de grandes bloques de piedra: los dólmenes y los monumentos megalíticos en general.
Muito obrigado pela informação, vou procurar dar-nos o link para saber mais.
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