Hoy es el único día del año en el que se permite el acceso al anillo megalítico y que los visitantes pueden tocar sus piedras milenarias.
“Es el solsticio de verano. Somos de Letonia y somos paganos. Nosotros también celebramos el solsticio de verano pero de otra manera, así que queríamos ver cómo lo hacen los británicos”, cuenta esta visitante. “Muchas personas vienen hasta aquí para pasar un buen rato. Para muchos se trata de encontrarse con otras personas y divertirse”, asegura este joven.
Un año más los tambores han vuelto a sonar en este yacimiento prehistórico de 5.000 años de antigüedad, también conocido como el Templo del Sol.
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